ADMISIÓN Y FORMACIÓN DE LOS HERMANOS

Los HH. Franciscanos de Cruz Blanca hemos recibido del Señor una vocación especial, a la que tratamos de responder cada día identificándonos con Jesús de Nazaret sirviendo a los enfermos incurables y a los más necesitados.

Todo proceso formativo está orientado a que la persona se desarrolle armónica y coherentemente, para que sea capaz de asimilar nuestra forma de vid y vivirla en plenitud evangélica. Por tanto nuestra formación debe sentar sus bases en los valores humanos, cristianos y religiosos de acuerdo con nuestro carisma particular.

Dos características principales han de distinguir nuestra identidad: la práctica de la Caridad y el espíritu franciscano.

En nuestro Instituto la Formación inicial se orienta a que los candidatos alcancen un grado de madurez humana y de fe, que les permita vivir de forma libre, gozosa y fiel nuestro carisma y forma de vida.

Las etapas que de manera gradual conducen a este fin, son: Aspirantado, Prenoviciado, Noviciado y Juniorado.

PROCESO DE ASPIRANTADO:
En esta etapa al joven aspirante se le proporcionan las condiciones adecuadas para hacer un camino de discernimiento vocacional. Es además un espacio para conocer al joven aspirante y que se introduzca, por medio de la experiencia, en nuestra forma de vida. El tiempo mínimo es de un año en una fraternidad destinada a tal fin.

PRENOVICIADO:
Es la primera etapa de formación, el objetivo de esta etapa es que el hermano llegue a "Purificar la opción y vivir en la verdad" de modo a que pueda ver con claridad la voluntad de Dios y llegar a un conocimiento profundo de sí mismo.
Durante este tiempo se profundiza la vivencia cristiana oración, sacramentos, liturgia, dialogo con su formador, participación adecuada en la vida comunitaria y en los trabajos de nuestro apostolado, con los estudios previstas en el Plan de Formación del Instituto.

NOVICIADO:
Tiene como fin principal el que los novicios conozcan más plenamente su vocación y la vida del Instituto, desde el encuentro personal con Dios, con la comunidad, y con los enfermos y necesitados.
Terminado los dos años de formación el novicio emite la profesión temporal que se hace por un año y se va renovando cada año hasta que se hace la profesión perpetua.

JUNIORADO:
Es la etapa de consolidación del hermano franciscano de cruz blanca. El juniorado es el tiempo de formación que media entre la primera profesión temporal y la profesión perpetua y tien como finalidad el ayudar a los Hermanos neo-profesos a crecer en la perfección de la caridad, consiguiendo la madurez humana y espiritual que les permita experimentar su consagración en el Instituto como un verdadero bien para sí mismos y para los demás. Durante este tiempo los juniores, consiguen la formación profesional y teológica necesaria para vivir su misión apostólica.
La experiencia del juniorado fragua los valores aprendidos en los primeros años.

Al finalizar la etapa del juniorado, los hermanos realizan su alianza definitiva con el Señor por medio de la Profesión Perpetua.

Si tienes inquietudes vocacionales o estás animado en conocer nuestra espiritualidad, no dudes en escribirnos al correo: argentina@cruzblanca.org , en la página de Facebook: https://www.facebook.com/Hermanos-de-Cruz-Blanca-100700952285851 o contacta a los hermanos por medio de la página web: www.cruz-blanca-argentina.es

O en todo caso te acercas a cualquiera de nuestras casas Familiares más cercana a vos.


Oraciones franciscanas

La "Devoción" Franciscana


Según san Francisco y toda la tradición franciscana. La "devoción" es una constante disposición de contemplación y amor respetuoso y familiar a la vez para con las santísima Trinidad; contemplación y amor que rebosa sobre la creación entera, en la cual todos se reconocen hermanos y hermanas.
Bajo la acción del Espíritu Santo que constantemente la purifica, la "devoción" tiende a la plenitud del amor filial hacia el Padre por medio de una mayor intimidad con Cristo, su Hijo y nuestro Hermano.
Así entendida la devoción nos enseña a honrar a la santa Madre de Dios, Nuestra abogada, y a los santos, Testigos del Señor. Nos hace disponibles para con los hijos de Dios y hermanos de Cristo que son las criaturas humanas, muy especialmente para con nuestros padres, amigos y bienhechores de quienes somos deudores.
Este celo respetuoso y atento se dirige naturalmente hacia toda la creación que el Espíritu Santo sostiene y anima mientras "anhela, también ella, la manifestación de los hijos de Dios." (Rom. 8, 19)
Por toda la belleza que el Altísimo ha derramado en el mundo y por las conquistas de la inteligencia humana, los hermanos y hermanas de Francisco dan gracias al Señor e invitan a todos los seres a alabarlo. Fortalecidos por la gracia, siempre están dispuestos a acoger fraternalmente el dolor, la vejez y la muerte. 

Oraciones

Al entrar a una Iglesia:

1

Adorámoste,
Santísimo Señor Jesucristo aquí
y en todas tus Iglesias que hay en todo el mundo, y te bendecimos,
pues por tu santa cruz redimiste al mundo. (T5)

Para pedir la gracia de hacer su voluntad:

2

Omnipotente, eterno y misericordioso Dios,
concédenos a nosotros, hombres miserables,
hacer por Ti lo que sabemos Tú quieres
y siempre querer lo que te agrada;
para que interiormente purificados,
iluminados y encendidos por el fuego del Espíritu Santo,
podamos seguir las huellas de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, y por sola tu gracia
llegar a Ti, ¡oh Altísimo! Que vives y reinas en Trinidad perfecta
y muy simple Unidad, y eres glorificado,
Dios Omnipotente, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
(3C 50-52)

3

¡Oh Dios grande y glorioso,
Señor mío Jesucristo
ilumina, te ruego las tinieblas de mi mente,
dame una fe recta, una asegurada esperanza,
y un amor perfecto!
Haz que te conozca ¡Oh Señor!
Para que en toda cosa todo lo haga
conforme a tu verdadera y santa voluntad. Amén. (AM)

Para pedir amor:

4

Mi Dios y mi todo,
¿Quién eres Tú,
dulcísimo Señor mío?
Y ¿quién soy yo, gusanillo
tu servidor? ¡Cuánto quisiera
amarte, santísimo Señor mío!
¡Cuánto quisiera amarte,
Señor mío dulcísimo!
¡Señor mío y Dios mío,
te entregué todo mi
corazón y todo mi cuerpo,
y ardientemente anhelo darte más,
si supiera qué más darte! (LC)

5

¡Oh, Señor, te ruego
que el ardor abrasador
y dulcísimo de tu amor
tanto absorba mi mente,
librándola de todo apego terrenal,
que pueda morir yo por amor de tu amor,
oh Tú que por amor de mi amor
te dignaste morir! (AV)

6

Señor mío Jesucristo
dos gracias te ruego me
concedas antes de morirme;
la primera, que sienta yo
en cuerpo y alma, en cuanto
sea posible, el dolor que Tú,
dulcísimo Jesús;
sufriste en tu dolorosísima Pasión;
la segunda, que sienta yo
en mi corazón, en cuanto
sea posible, aquel amor
sin medida que te abrasaba
y te llevó, Hijo de Dios,
a sufrir gustoso por nosotros pecadores esta misma
dolorosísima pasión. (3CS)

Alabanzas a Dios:

7

Sólo Tú eres Santo,
Señor Dios, y solo Tú
obras maravillas.
Tú eres fuerte, Tú eres grande;
Tú eres el Altísimo;
Tú eres el Todopoderoso,
Tú, Padre santo,
Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres Trino y Uno a la vez,
Señor Dios, Bien total;
Tú eres el único Bien;
Tú eres todo Bien;
Tú eres el sumo Bien,
Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres caridad y amor;
Tú eres sabiduría. Tú eres humildad;
Tú eres paciencia;Tú eres
seguridad; Tú eres descanso;
Tú eres alegría y alborozo;
Tú eres equidad y templanza;
Tú eres riqueza sobradísima.
Tú eres la belleza; Tú eres la dulzura;
Tú eres nuestro amparo;
Tú eres nuestra salvaguardia;
Tú eres nuestra defensa; Tú
eres la fuerza, Tú eres el refrigerio.
Tú eres nuestra esperanza;
Tú eres nuestra fe; Tú eres
la gran dulcedumbre nuestra.
Tú eres nuestra vida eterna,
grande y admirable Señor
¡Oh Dios Todopoderoso, nuestro
dulcísimo y misericordioso Salvador!



Vocación a Hermano de Cruz Blanca

Toda vocación es un llamamiento interior. La vocación a los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca es un llamamiento personal de Dios a formar parte de esta Congregación para seguir a Jesucristo en la vida religiosa consagrada y comunitaria, como hermano.

Los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca son hombres que, además de su vocación a la vida religiosa consagrada y comunitaria en virtud de una vocación específica han optado por el servicio eclesial a Dios y a la humanidad, sirviendo a los enfermos incurables y a los más necesitados.

Los hermanos de Cruz Blanca son hombres que, teniendo vocación a la vida religiosa en la congregación, no se sienten llamados al sacerdocio ministerial. Son hermanos que asumen la misión de la Congregación, contribuyendo a su realización mediante el servicio eclesial a Dios y a la humanidad en diferentes profesiones y tareas.

Tener la Vocación

La respuesta está en ti mismo. Es fundamental que el deseo más importante sea buscar y hallar la voluntad de Dios para tu vida. Por ello es necesario que vivas este proceso mano a mano con el Señor, dedicando tiempo a tu oración personal y alimentándote con la gracia de los sacramentos. 

A través de una experiencia de discernimiento, te ayudaremos a ver con claridad los signos de un posible llamado. El acompañamiento personal con un hermano, la experiencia de encontrarte con Jesús, el trabajo apostólico en alguna de nuestras obras y una experiencia de vida comunitaria en algún momento de tu proceso, serán instancias claves para descubrir si éste es tu camino.





Discernimiento / Acompañamiento

Puedes continuar con el curso normal de tu vida, hacer un discernimiento vocacional no implica abandonar todo, puedes seguir trabajando o estudiando y al mismo tiempo averiguar qué te pide Dios para tu vida. El discernimiento es una experiencia profunda de vida cristiana, en donde nos adentramos a un mayor conocimiento de los Hermanos de Cruz Blanca, de sus obras, su espiritualidad y también de ti mismo. Es un camino que nos permite decidir con mayor claridad nuestro de seguimiento de Jesús.

Mail:argentina@cruzblanca.org

SER HERMANO DE CRUZ BLANCA

Si eres hombre mayor de 18 años y tienes el deseo y la aptitud para lograrlo con la ayuda de Dios, con una auténtica vocación a la vida religiosa consagrada en "Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca". Probarlo dependerá de ti.

Si crees que Dios te llama a consagrar tu vida ponte en contacto con nosotros

Qué trama mi Señor con tan enloquecedor silencio;
¿qué trama, mi Señor, es la que estás entretejiendo?
Tus modos son extraños, pero tan perfectos.
Esa eterna constumbre de tus sendas misteriosas,
pero impregnadas de Pascua; sí, de Pascua.


Liberáme del miedo de no ser yo quien lo haga
y decíme de nuevo que no tema, que no desvíe mi mirada,
sí, de tu mirada...
Dios de preguntas, Dios que liberas,
Dios de éxodos, Dios de Pascua, Dios de desiertos;
Dios que desafías, Dios inexplicable,
Dios que haces todo nuevo, Dios que está y siempre está;
Dios, sencillamente Dios...

Qué difícil se me hace ver
cuando al hilo contra hilo
no le encuentro su sentido.
Qué difícil se me hace creer,
pero sé que soy tu hijo
y que todo lo que haces, está bien.

Amén


Si te reconoces pecador, pero perdonado y amado por Dios.
Si te sabes pequeño en las manos de Dios y confías que si le ofreces a Él todo lo que eres y tienes, tus obras tendrán un alcance divino.
Si sientes que Cristo y su Evangelio te mueven el corazón...
y quieres que tu vida se gaste en ellos.
Si deseas que todos conozcan a Cristo...
y descubran que la plenitud es vivir el proyecto del Reino de Dios.
Si quieres hacer presente a Cristo con tu vida, si amas junto a Cristo a su Iglesia que es santa y pecadora...
y quieres que con tu entrega la Iglesia sea las manos, los pies, la voz de Cristo.
Si quieres unirte a un grupo de Hermanos que buscan incesantemente ser servidores de la misión de Cristo, viviendo en pobreza, castidad, obediencia y sirviendo a Cristo entre los más pobres.
Si estás dispuesto a prepararte seriamente, reconociendo y acogiendo los dones que Dios te ha regalado y buscando ponerlos al servicio de la Iglesia.
Si esto es lo que sientes, quieres y deseas; si a esta misión estás dispuesto...
Tenemos mucho en común.
¡Conócenos!
Quizás, Dios te esté invitando a formar parte de los HERMANOS FRANCISCANOS DE CRUZ BLANCA